Nuestro día transcurre de la siguiente forma: Levantarse
a cocinar y preparar el desayuno, si es el turno o de lo contrario tienes
tiempo para el aseo personal. Luego de la oración, laudes, desayunamos
rápidamente porque los niños ya nos llaman, son bastante puntuales, llegan
antes de la hora y nos buscan. Tenemos vacaciones útiles de 8 a 1pm con un
pequeño recreo. Al terminar llegamos a casa casi a las 2pm porque siempre hay
algo que atender. Almorzamos rápidamente y nos preparamos para ir a la
comunidad vecina Naylamp de Sonomoro, allí nos esperan otro grupo entusiasta de
niños que también quieren repasar y aprender. Sus sonrisas motivan la tarde y
el cansancio.
Los niños son los que mejor nos han acogido y son
nuestros grandes seguidores, donde nos ven corren con los brazos abiertos para
saludarnos o simplemente pasarnos la voz, como diciendo aquí estamos. Son los
primeros en llegar al rosario y a las celebraciones y la fe con que cantan y
rezan animaría a cualquiera. Me digo tenemos que ser como los niños.
Los adultos más bien nos saludan pero nos demuestran algo
de hermetismo. Sin embargo hay excepciones. Una de las personas que nos acogio
más con lo poco que tiene es Sara. Es madre soltera y ha vivido en poco tiempo
la violencia del terrorismo y un hogar destruido. Ella con sus dos hijos
pequeños nos abrió su corazón y nos sentimos muy cercanas a ella. Es una
sobreviviente de la matanza que hubo en su pueblo y cuenta con asombro cómo
ninguna bala que pasó por su lado la toco. Desde nuestra fe le decimos que el
Señor la ha elegido para algo especial y que su vida es una gracia. Ella se
alegra y se anima. El terror ha dejado una huella muy fuerte en su comunidad,
ella lo reconoce, hay mucha violencia con los niños y estos son bastantes
toscos con sus pares.
En la comunidad de Sonomoro de San Antonio por el
contrario se observa el buen trabajo de un pueblo organizado y sus buenos
dirigentes o jefes. Roger el jefe de la comunidad es una persona inteligente y
preocupada por mejorar su localidad. Las familias están mejor conformadas y se
observa en los niños características distintas en el grupo que estudia. Todos
quieres aprender y sus padres o dirigentes se los repiten con insistencia.
Algo que me llama la atención es la conciencia ambiental
que tienen. En sus calles se aprecian dos tachos: orgánico e inorgánico. En sus
casas y escuela tienen también lo mismo, incluso tachos para separar plásticos,
metales y papeles. Los niños lo asumen con naturalidad y te dicen dónde hay que
eliminar la basura. Así mismo con orgullo el jefe cuenta que son la primera
comunidad con un equipo para purificar el agua servida, porque ya cuentan con
desague. Entonces ellos pueden disfrutar tranquilamente del agua de su río: el
río salado.
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